Federico García Lorca nació el 5
de junio de 1898 en Fuente Vaqueros. El texto probablemente más antiguo escrito
por él se titula “Mi pueblo” y empieza así:
“Cuando yo era
niño vivía en un pueblecito muy callado y oloroso de la vega de Granada….
El caserío es
pequeño y blanco y está todo besado de humedad. El agua de los ríos, al
evaporarse, lo cubre de gasas frías en las mañanas, tan de plata y níquel, que,
cuando sale el sol, desde lejos parece una gran piedra preciosa. Luego, a
mediodía, las nieblas se disipan y se le ve dormido sobre una manta de verdor.
La torre de la
iglesia es tan baja que no sobresale del caserío y cuando suenan las campanas
parece que lo hacen desde el corazón de la tierra. Está rodeado de chopos que
se ríen, cantan y son palacios de pájaros y de sauces y zarzales que en el
verano dan frutos dulces y peligrosos de coger.
Enfrente de la iglesia
está la casa donde yo nací. Es grande, pesada, majestuosa en su vejez… Tiene un
escudo en el portalón y unas rejas que suenan a campanas. Cuando niño, mis
amiguitos y yo tocábamos en ellas con una barra de hierro y su sonar nos volvía
locos de alegría y simulábamos tocar a fuego,….
Los padres de García Lorca,
Federico García Rodríguez y Vicente Lorca Romero, eran los más ricos del
pueblo. Nuestro poeta, el mayor de cuatro hermanos , lo sabía y por eso hacía
de amo en el juego de la ovejitas. Pero su madre, que había sido la maestra del
pueblo, tenía la casa abierta a todos los niños que allí solían jugar y
merendar con su hijo. Este pasaba tanto tiempo en casa de sus amigos como en la
suya propia, lo que le permitió muy pronto darse cuenta de las diferentes
maneras de vivir, despertando en él un vivo interés por quienes no gozaban de
su misma privilegiada situación.
Su preocupación por la injusticia social queda
reflejada en gran parte de su obra.
Esta inquietud por los demás la podemos observar en el
escrito titulado “Mi amiguita rubia”:
“En el pueblo
vivía una niña rubia y tostada por el sol..., su padre era un pobre jornalero…
¡Me daba
compasión ver aquella casa toda de negruras y suciedad!....El suelo era de
tierra y el techo de cañas…
Muchas veces me
decía su madre: - Niño, mañana no vengas, porque nos lavaremos la ropa.
Y yo no iba.
¡Qué tragedias tan hondas y tan calladas! No podía ir porque estaban desnudos y
ateridos de frío, lavándose sus harapos, los únicos que tenían… Por eso, cuando
volvía a casa y miraba al ropero, cargado de ropas limpias y fragantes, sentía
gran inquietud y un peso frío en el corazón…
Yo protesto
contra ese abandono del obrero del campo…Yo lo siento y mi alma se llena de
amarguras…”
Pero, de niño, Lorca no
pensaba en ser poeta. Lo que quería era ser músico. Pero su padre se opuso por
miedo a que fracasara.
Federico fue a estudiar a la Universidad de Granada
y al terminar unas excursiones por toda España , los estudiantes debían
redactar sus impresiones en un cuaderno que luego era leído y corregido por el
profesor de Arte y Literatura. Las redacciones de Lorca gustaron tanto al
profesor que éste fue a ver al padre de Federico, para decirle que el trabajo de su hijo merecía
ser publicado. Don Federico, consciente del disgusto que le había supuesto a su
hijo abandonar la carrera de piano, accedió gustoso a pagar de su bolsillo la
edición del libro. Publicándose en 1918 ,con la siguiente dedicatoria:
“ A la venerada
memoria de mi viejo maestro de música…¡Era un santo!
Con toda la piedad de mi devoción.”
Con “Impresiones y paisajes”, que así se tituló el libro, Lorca
se desahogó de su frustración de músico. Fue éste el primero y último libro en
prosa de García Lorca, en adelante poeta y autor dramático.
En 1923, el
día de Reyes invita a un centenar de niños a su casa y, con la colaboración
musical de su amigo Manuel de Falla
que dirige una pequeña orquesta, les ofrece un espectáculo de marionetas.

En 1929
viaja a Nueva York pasando por París y Londres. La estancia de un año en
Estados Unidos será la más importante experiencia de su vida y tendrá un
influencia decisiva en su obra.
Desde
1932 a 1935 dirigirá una
compañía de teatro estudiantil
“La Barraca” que dará
a conocer, por los pueblos más apartados de España obras de Miguel de Cervantes
y otros escritores clásicos.
En 1936
termina su última obra de teatro “La
casa de Bernarda Alba”. A pesar de haber sacado ya billete para Méjico,
donde le esperaban para representar su teatro, Lorca se va a Granada para
celebrar, como todos los años, su santo
y el de su padre, el 18 de julio.
Este día una parte del ejército español se
subleva contra la república de izquierdas. Los republicanos de corazón son
detenidos y fusilados. A Lorca le toca el turno en la madrugada del 19 de
agosto de 1936.
Siendo uno de los 10.000
granadinos asesinados por “ser partidarios de los pobres”. Con Lorca murieron
dos banderilleros y un maestro nacional.
Bibliografía: “Federico García Lorca para
niños”
Ediciones de la Torre