Hace mucho tiempo un niño paseaba por el bosque y encontró un árbol que parecía diferente a los demás.
Junto al árbol había un cartel que decía: "Soy un árbol mágico, si quieres entrar en el mundo de la fantasía di las palabras mágicas".
El niño empezó a decir todas las palabras mágicas que conocía: "abracadabra pata de cabra" , "tata-tachán", "ábrete sésamo" .... pero no lo consiguó.
Cansado, se sentó bajo el árbol y con voz dulce le dijo al árbol que por favor se abriera. En el tronco del árbol se abrieron unas enormes puertas. El niño entró, estaba todo oscuro, se dirigió otra vez al árbol y le dio las gracias, el árbol iluminó todo su interior con luces preciosas. El niño comprendió que las palabras mágicas eran "por favor" y "gracias".
Con ilusión bajo unas escaleras y vio un campo con cinco casas: una de chucherías, otra de chocolate blanco, otra de chocolate negro, otra de chocolate con leche y la última de dulces.
Entonces decidió que lo mejor sería compartir con sus amigos aquel regalo que el árbol de la fantasía le había concedido y enseñar a sus amigos las palabras mágicas.
Celebraron la fiesta más grande que jamás pudieron imaginar y cuando algún niño no utiliza las palabras mágicas lo lleva ante el árbol y le demuestra lo maravilloso que es ser educado.
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